Por Toni Roderic, Los Verdes de Melilla.
Estos días hemos asistido al folletín de las subvenciones a la UD Melilla con la solicitud del club, concedida por la CAM, para que se aumente en 200.000 € la subvención al club que pasaría así del millón de euros.
Ignoro si entre las prerrogativas de la subvención se le exige algo al club como se hace en la mayor parte de ciudades y autonomías españolas. Si hay un número mínimo de jugadores locales que deban ser alineados y/o fichados, si contempla un trabajo específico sobre la cantera, etc., o si le dan la pasta a los directivos -normalmente amigos del poder- y que salga el sol por Antequera.
He repasado, por encima, las subvenciones de todo tipo que conceden Imbroda y los suyos. No sé, pero más de cuarenta clases distintas de subvenciones: económicas, culturales, vecinales, religiosas, deportivas, festivas, jóvenes, viejas, gastronómicas, educativas, periodísticas, civiles y militares. No sabría decirles con exactitud pero lo que se gasta Imbroda en, digamos, comprar voluntades debe ser una cantidad muy importante. Superior en mucho -en cantidad y en número- a lo que se conceden en otras latitudes. Escandalosas, diría yo, en estos momentos de crisis y exclusión social que estamos padeciendo.
Pero lo que me resulta más bochornoso es que los partidos de la oposición, presentes en la CAM, se callan o dicen muy poco sobre esto. Cuando saben perfectamente que las subvenciones son aprovechadas por Imbroda y el PP como moneda de cambio electoral.
Melilla tiene que hacer un profundo cambio en su política económica. No podemos continuar con estas viejas maneras de hacer política. Con el clientelismo y la discrecionalidad. Tenemos que centrar claramente cuáles son las prioridades, qué ciudad queremos y qué futuro esperamos. Qué queremos de nuestra sociedad y cómo queremos que sean nuestras relaciones. Qué futuro queremos darles a nuestros jóvenes. Cómo queremos que sea nuestra ciudad desde el punto de vista social, educativo, cultural, deportivo. Nuestra ciudad. Nosotros. No como escaparate de políticos corruptos. Y actuar en consecuencia.