Por Toni Roderic, Los Verdes de Melilla.
Independientemente de la podredumbre que se desprende de la ciénaga política local y que el poder judicial debería atajar cuanto antes -con la actuación decidida, también, de los melillenses- lo más preocupante son las formas de comportamiento de la casta política de nuestra ciudad.
Para que todos ustedes me entiendan: estos días, intentan magnificar el caso Montecristo y lo califican de “conspiración de un grupo criminal”, seguramente, para intentar invalidar con este montaje los graves casos de corrupción Ópera, Tosca, abogados, libros… En este caso Montecristo, no hay nadie acusado aún pero ya ha habido una víctima, la señora Jadu Dris, a la que se ha destituido “por haber perdido la confianza de quienes la nombraron” por ofrecerse a informar de las dudas que, para la ciudadanía, ofrecían las actuaciones de la Autoridad Portuaria. No defenderé yo a la señora Dris: quien en algún momento tuvo la confianza de quien la nombró debería saber dónde estaba y que en el momento en que no la necesitaran iría a la papelera sin compasión. Más aún si con su destitución se daba un anuncio a navegantes al estilo de Calabria y Sicilia. No obstante, resulta cuanto menos jocoso que se cese a Dris por parte de un grupo relleno de imputados y procesados y que no se haga nada con los miembros del PPL que estuvieron comprometidos hasta la coronilla con la citada operación Montecristo.
Lo que no deja de sorprenderme es que se continúe actuando con total impunidad como si, aquí, alguien hubiera paralizado el futuro y hayan llegado a pensar que las cosas no cambiarán nunca. Que no se dejen enredar porque se sabrá todo, más pronto o más tarde, y la historia suele ser cruel con los perdedores. Y, como dice Pedrerol, algunos quedarán “retratados” para siempre y para la historia. Y, posiblemente, con las responsabilidades a las que haya que responder. Así, ha pasado siempre y en todos los lugares. No hay, hoy en día, excepciones.
Los partidos de la oposición tienen en esta película una responsabilidad importante también. La de propiciar con su entendimiento el cambio radical que Melilla necesita si son capaces de proponerlo.