Por Yonaida Sel·lam (Intercultura) y Toni Roderic (Los Verdes de Melilla).
Mentiríamos si no dijéramos que con la llegada del PSOE a la Delegación del Gobierno de Melilla no nos hubiéramos hecho expectativas de solución al problema que desde hace dos años hemos tenido los musulmanes para poder celebrar el Aid el-Adha. Sobre todo después de haber escuchado y leído las manifestaciones de su máxima representante, la Sra. Rojas, que señalaba que la última Orden Ministerial del PP -firmada el mismo día de la moción de censura contra Rajoy- era una venganza del mismo PP contra la comunidad musulmana. Y aunque es verdad que se ha elaborado urgentemente una Orden Ministerial que deja sin efecto las aprobadas por el Partido Popular, y que mejora en algunos aspectos todos los impedimentos que había planeado el PP de Imbroda, Barkani y Velázquez, la realidad es que los problemas no han sido solucionados sino que deja en manos del gobierno de la ciudad, o sea de los mismos que antes pusieron todos los impedimentos, la posible solución al tener que ser ellos quienes certifiquen el lugar al que irá destinado el cordero -en principio solamente se contempla el matadero- y le pasan la responsabilidad de la solución final.
Con esto, PP y PSOE, se enzarzan en un juego de ping pong macabro en el que la pelota es la fiesta religiosa más importante de la mayoría de la población melillense. Y, a una semana de la apertura del PIF fronterizo para el control de los corderos, la comunidad musulmana se encuentra sin saber qué hacer, con una burocracia escandalosamente complicada, con la tristeza de ver cómo sus gobernantes les impiden de facto -aunque la Ley de Libertad Religiosa los ampara- el celebrar un precepto religioso, y con la rabia de comprobar que, sea quien sea quien ocupe la Delegación del Gobierno, no van a poder celebrar su fiesta en paz y harmonía como habían hecho desde tiempo inmemorial.
Si todo esto no fuera suficiente, la Orden Ministerial que acabamos de conocer es un auténtico disparate que en algunos aspectos violenta la Ley de Libertad Religiosa y en otros regula y permite la entrada de animales vivos en Melilla cuando nadie la había prohibido. O sea que autoriza algo que no está prohibido. No sé si es una estrategia para volvernos locos o una táctica que están llevando a la práctica los mismos funcionarios que antes legislaban para el PP y que ahora legislan para el PSOE. Como decía Lampedusa, “vamos a cambiar algo para que nadie cambie”. Y seguramente de eso se trata.