Por Toni Roderic, Los Verdes de Melilla.
La necesidad de un Frente Amplio por la democracia y la solidaridad
Tras el atroz atentado terrorista de Barcelona, una parte importante de la sociedad catalana y de la española ha reaccionado de forma admirable para combatir la islamofobia que siempre azuza la misma gentuza racista.
Hechos como el abrazo público del imán de Rubí con el padre de uno de los niños asesinados en La Rambla o el que la hermana de dos terroristas leyera el comunicado por la paz y la tolerancia en Ripoll nos muestran la generosidad de un pueblo -Catalunya- que quiere hacer de la paz y la convivencia su divisa. El que en otros municipios andaluces se esté trabajando, a día de hoy, para combatir el racismo y dotar a los jóvenes de la comunidad musulmana de herramientas para poder salir de la marginación e integrarlos en la sociedad sin que pierdan sus raíces y sus orígenes son otra prueba de madurez de muchos españoles.
En Melilla, en cambio, de la mano de Abdelmalik el Barkani -y de Juan José Imbroda– del PP, en estas mismas fechas, se humilla a la comunidad musulmana en la celebración de su fiesta religiosa más importante sumiéndola en la crispación, en la tristeza, en la amargura y en la pesadumbre. Se prohiben, de forma incomprensible e incoherente, manifestaciones que consagra la libertad constitucional. Se incumplen las leyes de sanidad animal por parte de los organismos encargados de su cumplimiento. Se maltrata, golpea e insulta a personas honorables de la comunidad. Se amenaza, por parte del delegado del gobierno, a los que exigen libertad en una deriva fascistoide que tendrá difícil solución: lo que pone el contrapunto a las medidas que se toman en otros lugares. Este es el paradigma del PP de Melilla que no creemos que sea el más adecuado para poder combatir prejuicios y actitudes xenófobas que nos alejan de parámetros de entendimiento, paz y concordia tan necesarios en este momento. El PP de Imbroda y Barkani hace lo contrario de lo que se intenta en otros lugares.
Todo esto, además, viene a aumentar la discriminación de un colectivo que se encuentra en una situación absolutamente deplorable por el paro, el fracaso escolar, la falta de reconocimiento de su lengua y su cultura, la pobreza y exclusión social, la guettización, y que ve en las medidas que toma el gobierno de la ciudad autónoma una fuente continua de marginación y de segregación.
Es el momento de buscar soluciones conjuntas. Hay que hacer una profunda reflexión que aparte, definitivamente, a esta gente del gobierno de la Ciudad Autónoma de Melilla. Es necesario un Frente Amplio que se ponga de acuerdo en unos mínimos democráticos, de respeto, de tolerancia y de esperanza en un futuro mejor -sobre todo para nuestros jóvenes- y que cierre, definitivamente, el régimen franquista en Melilla.
Todos saldremos ganando.
