Por Toni Roderic, Los Verdes de Melilla.
La noche de este sábado pasado, pudimos ver con estupor, rabia, dolor, angustia y desconsuelo, el excelente documental Tarajal: desmontando la impunidad en la frontera sur, emitido por el Canal 33 de la TV3, la televisión de Catalunya. El documental ha sido realizado por Xavier Artigas y Xapo Ortega, de la productora Metromuster, junto al jurista Marc Serra, del Observatori DESC.
El trabajo viene a ser una denuncia demoledora de la política del exministro del Interior del Gobierno de España, Jorge Fernández Díaz, en lo que hace referencia a la gestión de las fronteras de Ceuta y Melilla. Abogados, periodistas y especialistas españoles e internacionales vuelven a denunciar el incumplimiento de las leyes internacionales en los casos de “devoluciones en caliente”, la represión en el Tarajal que costó la vida a quince seres humanos o la gestión fronteriza.
Se han de cumplir estrictamente los protocolos internacionales en el tema de los refugiados y el documental hace una apelación directa a los agentes de la Guardia Civil para que no cumplan aquellas órdenes de sus mandos que incumplen la legalidad vigente porque la “obediencia debida”, en temas de derechos humanos y otros, hace tiempo que está abolida internacionalmente.
Hace demasiado tiempo que venimos señalando que no se puede tratar un problema humanitario como un problema de orden público y que el remedio no vendrá nunca de soluciones militares o policiales. Ni tampoco podemos dejar pasar el tiempo para intentar dar soluciones a un problema que nos desborda a todos.
Hay una frase demoledora en el reportaje que hacemos nuestra y que marca, seguramente, una de las causas principales del problema -verbalizada incluso por Fernández Díaz– y es la de que “en Ceuta y Melilla -por sus especificidad y características que él y los suyos aplican-, no pueden aplicarse las leyes como en cualquier otro lugar de España”. Dando a entender que, en Ceuta y Melilla, no pueden aplicarse las mismas leyes -por parte de los mismos cuerpos de seguridad del Estado- que en Almería, por ejemplo, por lo que hace referencia a los refugiados y migrantes. Cuestionando de esta manera, ellos mismos, la españolidad de Ceuta y Melilla.
Afortunadamente la Audiencia Provincial de Cádiz ha ordenado la reapertura de la investigación sobre la muerte de 15 inmigrantes en febrero de 2014, en la frontera de Ceuta, tras una polémica intervención de agentes antidisturbios de la Guardia Civil, que intentó repeler la entrada de inmigrantes a nado doblando un espigón disparando bolas de goma. El auto carga contra la instrucción realizada, que “no alcanza los grados de suficiencia y eficacia exigibles” y critica que “nada excusa la dejadez o tibieza”. La instructora podrá replantearse en cualquier caso la necesidad de agotar otras fuentes de indagación no contempladas hasta ahora, como el que no se tomara declaración a algunos de los supervivientes del episodio. Y esperamos que se aclaren las responsabilidades que hay que buscar no en la actuación directa de los guardias civiles sino en la de los mandos que seguían -o así lo parece- las órdenes del Director General de la Guardia Civil y del propio Ministro del Interior.
Lo que queda fuera de toda duda es que, independientemente de las obligaciones que marcan las leyes y protocolos internacionales, nuestra moral, como humanos con valores como la solidaridad y la fraternidad, no exigen otro tipo de comportamientos muy alejados de los que ha venido aplicando el PP en el gobierno que, por otra parte, han estado señalados por el Papa Francisco cuando, en un reciente viaje a México, advertía, muy claramente, que “sobre la falta de cristiandad, la falta de sentimientos cristianos de aquellos que solo se preocupan en las fronteras de la construcción de muros, dondequiera que se encuentren, y no en la construcción de puentes, nos deberían hacer reflexionar profundamente”. Dice el Santo Padre que estas personas no son cristianas porque eso, los muros, las vallas -y más si se llenan de cuchillas- , “no están en el Evangelio“.