Por Toni Roderic, Los Verdes de Melilla.
No creo que descubra nada si califico la situación actual de la frontera entre Melilla y Marruecos como la más desastrosa de la historia.
Ya podemos preguntar e inquirir que no encontraremos a nadie contento con la situación actual. Ni a los melillenses de a pie, ni a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, ni a los comerciantes de aquí, ni a los de allá, ni a los marroquíes, ni a los transeúntes, ni incluso a los votantes del PP. En fin, qué les podría explicar que ustedes no supieran, ¿verdad?
La situación es tan esperpéntica que se ha llegado a pedir visado a camioneros de Nador que entran por la mañana a cargar bateas del puerto de Melilla para llevárselas a Marruecos. O la incongruencia de pedirles el TIR cómo si fueran a circular por Europa, cuando van al puerto y Marruecos no les da el certificado si no salen de Melilla. O han de esperar varias horas para que los camiones en tránsito de Melilla hacia Marruecos, que han de estar acompañados por la Guardia Civil, tarden diversas horas y lleguen a Marruecos con la frontera cerrada. Con lo cual, posiblemente, los comerciantes que utilizan este método -que lo único que hace es dejar beneficios en la ciudad- dejarán de descargar en el puerto de Melilla para hacerlo directamente en el de Beni Enzar.
Admitirán ustedes conmigo que esta situación de caos y de calamidad perjudica notablemente a Melilla y lo único que oímos de los responsables es que van a abrir no sé cuántos pasos fronterizos más cuando los que hay están gestionados de forma tan torpe que da vergüenza ajena.
¿Ustedes creen que es tan difícil y complicada la gestión de la frontera? O es que la Ley de Murphy ha sido aplicada y los responsables no dan más de sí. ¿El Ministerio de Asuntos Exteriores y el del Interior saben cuál es la situación? Pues si lo saben, por favor, que actúen en consecuencia y pongan a algún técnico mínimamente inteligente que pueda dar solución a tamaño disparate que padecemos a diario. Porque solo nos falta esto para el bingo de la incompetencia en la gestión de la ciudad.