Por Toni Roderic, Los Verdes de Melilla.
La derrota del PP de Imbroda en la votación de los presupuestos del pasado viernes son un ejemplo de lo que la oposición unida puede lograr para conseguir otra Melilla.
Y la reacción de Imbroda pone de manifiesto, también, en qué manos estamos y qué entienden estos por democracia. El que el presidente de la CAM califique de “miserable, desleal y rastrera” el hecho democrático de que la oposición vote lo que considere oportuno en un debate no es nada nuevo. Sus insultos a unos y a otros son habituales. Pero que se atreva a decir que, con su voto, los partidos de la oposición “perjudican a los ciudadanos” es ya un despropósito de una persona endiosada que ya está al margen de la realidad. Quien ha perjudicado -si hay algún perjuicio- a los melillenses es quien no estaba presente en la votación -como era su obligación. Porque nadie puede exigir a los representantes de una parte amplia de los y de las melillenses que voten a favor de unos presupuestos que consideran -como muchos consideramos- impresentables.
Y el colmo de la chulería es manifestar que va a investigar -¿él o Barkani?- el que un diputado destacado dejara su trabajo sensible para acudir a votar. Como reconoce y permite la ley.
Se atreve a decir, también, que “la colaboración institucional se ha terminado”. ¡Pardiez! ¿Había hasta ahora colaboración institucional? Explíquenos eso con claridad sr. Imbroda. Por favor. ¿Qué colaboración institucional había hasta ahora? ¿Es la que aplicaron en el tema de la importación de corderos para la fiesta del Aid el-Kebir?
El subconsciente, además, lo traiciona cuando dice que en la próxima votación deberán estar aquí “acuartelados” tres o cuatro días. Acuartelado y de retén, digo yo. Pero es que Melilla no es un cuartel aunque eso es lo que quisieran los miembros del PP. Y, afortunadamente, la climatología es democrática: para todos igual aunque a Imbroda eso no le guste. Y un gran político tan listo como él debería contemplar esas variables y más en invierno.
A la vista ha quedado todo, eso es lo que tenemos por desgracia y por tanto, repito, es ya imprescindible un Frente Amplio Común que signifique un soplo de aire puro, limpio y esperanzador sobre nuestra Melilla.