Por Toni Roderic, Los Verdes de Melilla.
El delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, ha criticado las declaraciones de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, en las que consideraba a los inmigrantes subsaharianos que saltaron la valla la semana pasada como unos valientes, y la ha considerado «una irresponsable«.
No sé las cualidades que tendrán los subsaharianos pero poner en duda su valentía, como hace El Barkani, no parece que tenga la más mínima razón. Es una valentía que sale de lo más profundo de su humanidad y de su corazón, de la miseria en que están sumidos en sus tierras de origen, de las persecuciones políticas, culturales o religiosas que sufren, de la pobreza más ignominiosa.
Y que, llegado el momento, y después de pasar meses, e incluso años, en el Gurugú, en un esfuerzo sobrehumano y valiente, saltan la valla para acceder a Europa y poder tener un futuro, a pesar de los pesares.
Que un personaje como El Barkani, considere además a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, como irresponsable, con los ejemplos que nos da cada día de inutilidad, de incumplimiento de las leyes en la frontera, de crispación de la sociedad y desastre organizativo de una delegación de gobierno, no deja de ser un esperpento que sería cómico sino fuera por lo trágico de su actividad política.
No estaría mal que el tal El Barkani tomara nota del comportamiento solidario, cívico, humano, digno, decente, noble y fraterno de Manuela Carmena, del que carece, y empezara a aplicarlo en nuestra Melilla. Aunque solo fuera porque en la Biblia, en el Sermón de la Montaña, Cristo dijo muy claramente que sean “bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios”. O como se lee en el Corán: “Cualquier persona que reconquiste el derecho de un oprimido de la mano de un opresor estará en el Paraíso conmigo en mi mismo grado (siendo yo un Profeta). No se puede decir soy creyente y tolerar la injusticia, los abusos y la opresión”.